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jueves, 17 de junio de 2010

CAPITULO 4

Gire la cabeza bruscamente para encontrarme con el pero blanco y los ojos azules del chico que hacia menos de un segundo estaba apoyado en un columpio a mas o menos 5 metros de mi.
-Si, estoy bien, gracias-dije mientras el me ayudaba a incorporarme, iba vestido con unos viejos jeans y una sudadera gris, de alguna extraña forma el habia conseguido coger mis libros y mi mochila y al mismo tiempo evitar que mi cabeza se diera un golpe contra el cemento.
-Mucho gusto, soy Adler Beney, soy nuevo por aqui-dijo mientras me ofrecia su mano libre para saludarme, mientras la tomaba no deje de observarla, era particularmente palida y estaba muy fria.
-yo soy Marti Rosenberg-le respondi-gusto en conocerte.
-El gusto es todo mio, creame señorita-dijo y se inclino para vesarme la mano en un gesto tan antiguo como el hombre. Levanto la cabeza y me sonrio-. ¿Puedo acompañarla a su casa, señorita Rosenberg?
-Mmm, claro- dije, sin entender mucho las intenciones de aquel extraño chico.
Caminamos en direccion a mi casa en un incomodo silencio, el fue el primero en romperlo.
-¿Vives con tus padres?
-No, mi madre viene algunas veces y se queda por unos cuantos dias, pero normalmente ella se encuentra fuera de casa durante casi todo el año-respondi
-Y, ¿que hay de tu padre?-pregunto
-Murio cuando yo tenia 7 años-dije, aquello no parecio sorprenderlo, se limito a asentir, como si acabara de confirmar algo que de todos modos el ya sabia.
-Entonces, ¿vives sola?- pregunto, estaba empezando a dudar de el con esas preguntas tan extrañas que hacia.
-No, vivo con mi hermano-respondi
-Oh, ya veo- se quedo callado por un rato. Pero de pronto se comenzo a reir disimuladamente.
-¿Que?-pregunte
-Nada, es solo que...-solto una risotada al aire, yo no le veia lo gracioso-Tu eres la unica personal que en su sano juicio le da esa informacion a alguien que acaba de conocer- bueno debia admitirlo, el tenia razon.
Llegamos a mi casa y el aun se reia.
-Señorita Rosenberg, fue un placer acompañarla hasta su humilde morada-dijo mientras inclinaba la cabeza y me hacia una reverencia- si no le molesta, quisiera que me hiciera el honor de dejarme pasar por usted mañana en la mañana para llevarla a la escuela.
-Dejate de esas cosas, gracias por acompañarme Adler, el honor sera mio-respondi
-¿eso es un si?-dijo el casi con incredubilidad
-si-dije
-ok, por favor llamame Ad-dijo el
-Y tu a mi Marti, chao-me despedi
-Solo se dice chao cuando no planeas ver a alguien en un largo tiempo, pero no te libraras de mi, te vere mas pronto de lo que piensas, asi que mas bien hasta luego-dijo
Entre a la casa y cerre la puerta con llave, me fui a mi cuarto y me dormi, por alguna razon este dia habia sido agotador.

miércoles, 2 de junio de 2010

CAPITULO 3

Salí de mi casa y le puse el pestillo a la puerta, emprendí marcha hacia la escuela que quedaba a apenas 3 calles de mi casa.
La mañana de lunes era fría y tenebrosa, no se divisaba a nadie por las calles y todo estaba cubierto por una densa neblina. Esto me puso un poco paranoica y comencé a caminar mas rápido, aun tenia la vista muy sensible por lo que andaba con los ojos entrecerrados, al pasar por el parque lo vi por primera vez: era un chico entre los 16 y los 18 años, cabello de un extraño color blanco, sus ojos, que se concentraban en mi, eran de un hermoso color azul, su piel era blanca y lozana y sus labios de un color rojo escarlata. Sin pensarlo me detuve a mirarlo un rato y el me miro con cara de confusión, yo me sonroje, baje la mirada y comencé a caminar de nuevo. Llegar a la puerta de la escuela me trajo una cierta sensacion de alivio pero también de tristeza, algo me decía que debía volver al parque y conocer a ese misterioso chico.
La escuela, como de costumbre, fue tediosa y aburrida, por mas que intentaba poner atención a la clase la luz me molestaba demasiado para poder ver y la imagen del chico del parque nublaba mi pensamiento.
Por fin se acabo el día y yo me dirigí hacia la salida para encontrarme con mi mejor amiga: Caitlin.
-!Marti!- me grito Cate desde el otro extremo del tumulto de gente que se acumulaba en la puerta de salida de la escuela. En los días previos a las vacaciones se sentía una desaparición casi palpable por salir de la escuela lo antes posible y esto se demostraba en los tumultos en cada una de las puertas.
Me hice a un lado para que el tumulto pasara y la puerta se pudiera despejar. tuve que esperar un buen rato. Pero cuando salí me encontré con Cate y mi hermano.
-Marti debo quedarme en entrenamiento, ¿te molesta irte sola?-dijo
-Para nada, ve a tu practica, se lo importante que es para ti-le respondí. El sonrió, se despidió con la mano y salio corriendo en dirección a la escuela.
Me despedi de Cate y me diriji a mi casa por el mismo sendero de la mañana, de no ser porque, no haba neblina ni paranoia.
Al pasar de nuevo por el parque me encontré con el chico y pude detallarlo mejor, esta mañana me había equivocado con su descripción, el no era bello. ni hermoso, el era sencillamente perfecto, sus rasgos se asemejaban a una descripción griega del dios de la belleza.
Gire bruscamente la cabeza, huyendo a su mirada. pero al hacer esto tropecé y los libros que llevaba en las manos calleron al piso. En menos de una fracción de segundo una voz murmuro en mi oído
-¿te encuentras bien?